Richard Fisher, jefe de la División de Heliofísica de la NASA, explica:
"El Sol está despertando de un letargo profundo y, en los próximos años, esperamos ver niveles de actividad solar mucho más elevados. Al mismo tiempo, nuestra sociedad tecnológica ha desarrollado una vulnerabilidad a las tormentas solares que no tiene precedentes. Nos reuniremos para discutir la 'intersección' de estas dos cuestiones".
La Academia Nacional de Ciencias (National Academy of Sciences, en idioma inglés) asentó el problema hace dos años en un informe emblemático titulado "Severe Space Weather Events —Societal and Economic Impacts" ("Eventos del Clima Espacial Severo —Impactos Económicos y Sociales", en idioma español). El informe hizo hincapié en que la gente del siglo XXI depende de sistemas de alta tecnología para llevar a cabo las actividades de la vida diaria. Las redes de energía inteligentes, la navegación mediante GPS (Global Positioning System o Sistema de Posicionamiento Global, en idioma español), la aviación, los servicios financieros y las comunicaciones de emergencia por radio pueden verse afectadas por la actividad solar intensa. La academia advirtió que una poderosa tormenta, del tipo de las que ocurren una vez al siglo, podría causar veinte veces más daño económico que el que provocó el Huracán Katrina.
Gran parte del daño puede ser mitigado si quienes tienen la responsabilidad sobre el tema saben que una tormenta se avecina. Se puede poner a los satélites en "modo seguro" y desconectar transformadores para protegerlos de descargas eléctricas dañinas. Sin embargo, cualquier acción preventiva necesita un pronóstico confiable —una tarea que ha sido asignada a la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration o Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, en idioma español).
"El pronóstico del tiempo en el espacio está recién en su etapa inicial, pero estamos progresando bastante rápido", dice Thomas Bogdan, quien es el director del Space Weather Prediction Center (Centro de Predicción del Tiempo en el Espacio, en idioma español), de la NOAA, en Boulder, Colorado.
Para Bogdan, la cooperación entre la NASA y la NOAA es clave. "La flotilla de naves espaciales de la NASA destinadas a la investigación en el campo de la heliofísica nos proporciona información casi al minuto de lo que está ocurriendo con el Sol. Las naves son un complemento importante para nuestros propios satélites GOES y POES, que se enfocan más en el ambiente alrededor de la Tierra".
STEREO (Solar TErrestrial RElations Observatory u Observatorio de Relaciones Terrestres Solares, en idioma español) son dos naves espaciales estacionadas en lados opuestos del Sol, con un campo de visión combinado que cubre el 90% de la superficie estelar. En el pasado, era posible que algunas manchas solares activas se escondieran en el lado lejano del Sol, siendo de este modo invisibles desde la Tierra, y de pronto aparecieran en el borde escupiendo erupciones solares y CMEs (Coronal Mass Ejections ó Eyecciones de Masa Coronal, en idioma español). STEREO hace que sea imposible que ocurran ataques sorpresa de esta naturaleza.
SDO (Solar Dynamics Observatory u Observatorio de Dinámica Solar, en idioma español) es la más reciente incorporación a la flotilla de la NASA. Apenas lanzado en febrero, este observatorio puede fotografiar regiones activas del Sol con resoluciones espectral, temporal y espacial mucho mejores que las que hasta ahora se han alcanzado. Los investigadores pueden en este momento estudiar las llamaradas solares con exquisito detalle, alentando de este modo la esperanza de poder saber cómo funcionan las erupciones y cómo predecirlas. El SDO también monitoriza la emisión solar de rayos en el UV extremo, que controla la respuesta de la atmósfera terrestre a la variabilidad solar.
El satélite de la NASA favorito de Bogdan, sin embargo, es uno más viejo: el ACE (Avanced Composition Explorer ó Explorador Avanzado de Composición, en idioma español), el cual fue lanzado en el año 1997. "¿Dónde estaríamos sin él?", se pregunta. El ACE monitoriza el viento solar. Se localiza corriente arriba entre el Sol y la Tierra y detecta ráfagas de viento solar, CMEs de miles de millones de toneladas y tormentas de radiación, hasta 30 minutos antes de que lleguen a nuestro planeta.
"El ACE es nuestro mejor sistema de alerta temprana", dice Bogdan. "Nos permite notificar a los operadores de los servicios públicos y de satélites cuándo una tormenta está por hacer impacto".
Las naves espaciales de la NASA no estaban originalmente destinadas al pronóstico operacional —"pero resulta que nuestros datos tienen usos económicos y civiles prácticos", hace notar Fisher. "Esto es un buen ejemplo de cómo la ciencia espacial puede servir a la sociedad moderna".
2010 marca el cuarto año consecutivo en que dirigentes, investigadores, legisladores y periodistas se han reunido en Washington DC para intercambiar ideas sobre el tiempo en el espacio. Este año, los organizadores del foro planean hacer énfasis en la protección de la infraestructura crítica. La finalidad es mejorar la habilidad de la nación para prepararse, contener y responder ante eventos espaciales potencionalmente devastadores.
"Creo que estamos en el comienzo de una nueva era, en la cual el tiempo en el espacio podrá tener tanta influencia sobre nuestras vidas diarias como el tiempo en la Tierra", concluye Fisher. "Nos tomamos esto muy en serio".
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